El tratamiento psicológico y la psicoterapia se consideran sinónimos, aunque originalmente parten de corrientes diferentes.
Consisten en la intervención realizada por el psicólogo a partir del establecimiento de un programa para afianzar y potenciar las habilidades adaptativas con las que ya cuenta la persona, y descubrir qué cambios en las conductas, pensamientos y sentimientos son relevantes para solucionar el problema o malestar por el que consulta, y mejorar así su calidad de vida.
Para aprovechar al máximo este proceso hay que partir del interés, respeto, confianza, colaboración y compromiso firme entre el profesional y el consultante. Esto implica:
- Reconocimiento por parte de la persona de su responsabilidad en el cambio que espera.
- Acudir puntualmente a las citas y libre de efectos de sustancias tóxicas.
- Sinceridad y honestidad durante las sesiones.
- Realizar las tareas que el profesional recomiende entre sesiones.
- Revisar periódicamente el compromiso y la motivación para el cambio.
La forma habitual de tratamiento psicológico supone un contacto personal con el psicólogo. No obstante, también pueden utilizarse medios complementarios, con garantías clínicas y éticas, para cubrir algunos aspectos del tratamiento: teléfono, correo o Internet (e mail, videoconferencia, Chat).