Comunicación eficaz en nuestras relaciones I

¿Alguna vez has intentado ser claro y parece que no te entienden? ¿Las discusiones se terminan convirtiendo en auténticas batallas? ¿Prefieres ocultar tus opiniones porque decirlas no da el resultado que esperas?

Palabras como asertividad o habilidades sociales cada vez están más de moda. Pero dentro de estas definiciones hay una delgada línea en la que pasamos de ser eficaces en nuestra comunicación a decir todo lo que opinamos fracasando así en las conversaciones constructivas.

Verás, la comunicación útil, en la que comunicamos nuestros deseos, discrepancias y opiniones, no se limita únicamente a elegir las palabras adecuadas, sino a utilizar una forma, una expresión corporal, un lugar y un momento también oportunos. Todo consiste en adecuarse a las características que pide el tema que queremos tratar y a la persona con la que necesitamos hablarlo.

Vamos por partes:

- ¿Es el ambiente el adecuado? Es decir, ¿quiero hablar de negocios en una discoteca? Podríamos adivinar el fracaso garantizado. Elige el lugar en el que creas que tanto tú como tu interlocutor vais a estar a gusto, y al menos, vais a poder oíros. Si lo ves conveniente, puedes proponer otro lugar diferente al que os encontráis en el momento de comenzar la conversación. Es importante que los dos os sintáis cómodos, si no, pronto alguno querrá acabar la conversación. Calidez, calidez y calidez.

- ¿Es el momento oportuno? ¿Tienes tú o la persona con la que quieres hablar poco tiempo? Entonces déjalo para otro momento. Seguro que puede esperar, así te garantizas mejores resultados y conexión más cómoda con tu interlocutor. A menudo creemos que las cosas hay que hablarlas ya, algunas sí, pero la mayoría no son tan urgentes. ¿Inmediatez o calidad? Hay que decidirlo bien.

- ¿Te sientes con el ánimo que quieres para tocar éste tema? A veces, nos empeñamos en hablar de las cosas que nos han dolido, cuando aún estamos heridos (viene de esa falsa idea de asertividad), o hablar de nuevas ventas cuando estamos cansados. Elige la emoción que quieres que te acompañe para optimizar lo que deseas obtener de la conversación. Descansa, relájate o llénate de confianza para comunicarte, no vayas de cualquier manera a presentar tus ofertas.

¿Cómo digo, además de con mis palabras? Quizá sorprenda leer que más del 50% de nuestra comunicación está en manos (y nunca mejor dicho) de nuestros gestos y nuestra postura. Cuidemos mucho la gesticulación, la disposición o, por el contrario, el rechazo que ponemos frente a nuestro interlocutor. Tenemos que practicar la escucha con interés, la expresión con cordialidad y la relación de nuestros gestos siempre con el tema. Por lo general, ninguna conversación nos gusta más a las personas que la que trata de nosotros mismos, utilízalo. Haz primero que tu interlocutor se sienta escuchado y atendido, préstale atención (ESCUCHA, TODAVÍA NO DIGAS). Luego podrá recibir tus ideas con mayor interés.

Porque ya sabes que en tu mano está optimizar cada uno de tus días y cada una de tus acciones.

Y hoy es el momento de empezar.

 

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