Conociendo a la ansiedad III.

Como ya hicimos en la entrada “Conociendo a la ansiedad II” te seguimos presentando algunas pistas, basándonos en la clasificación de David D. Burns, para que te puedan ayudar a identificar diferentes manifestaciones que presenta la ansiedad. Hoy nos centraremos en el ataque de pánico, las obsesiones y compulsiones, la agorafobia y el estrés postraumático.

  • Ataque de pánico:

De manera inesperada, la persona tiene la sensación de que se desmaya,  de pérdida de control, hay quien lo describe como estar a punto de volverse loco y puede incluso llegar a creer que está a punto de morir. Es un episodio pasajero, pero que deja tras de sí una sensación extraña, de desconcierto y miedo. Ante esa ausencia de control, le asusta pensar que lo descrito anteriormente le puede volver a ocurrir de forma impredecible. A partir de ese momento sufrirá miedo al miedo, es decir, pánico a experimentar de nuevo los síntomas descritos. Por lo tanto, la angustia ya no dependerá únicamente de las causas que la originaron y desencadenaron la primera vez, sino de la evocación de la sintomatología desagradable.

  • Agorafobia:

La persona desarrollará un miedo a estar en espacios o situaciones de los cuales pueda ser difícil o embarazoso escapar o en los que considere que si sufre un ataque de pánico, no dispondrá de la ayuda necesaria. Puede tener, entre otros, recelo a los espacios abiertos, a los puentes, a las multitudes o a viajar en transporte público. Como consecuencia de este miedo, la persona evita las situaciones temidas, las soporta con gran ansiedad o malestar o necesita ser acompañada constantemente.

  • Obsesiones y compulsiones:

Al individuo le acosan pensamientos o imágenes obsesivas que no puede quitarse de la mente y siente la necesidad imperiosa y compulsiva de realizar rituales para controlar, evitar o rebajar esos miedos. Normalmente estos objetivos se consiguen a corto plazo y se reduce la ansiedad, pero a largo plazo se empeora y se agrava el problema. Entre los rituales más comunes se encuentra los relacionados con la higiene o limpieza, como puede ser la necesidad de lavarse con jabón seis veces las manos tras pasar por algún contenedor de basura o un hospital, o los rituales de comprobación, siendo comportamientos comunes los de verificar repetidamente que se ha cerrado la puerta o apagado las luces.

  • Estrés Postraumático:

Las personas que padecen estrés postraumático han vivido un acontecimiento terrible, inusual o significativo relacionado con la muerte o el peligro para su integridad física o la de los demás como puede ser una violación, abusos, malos tratos, participar en un accidente grave de circulación o presenciar un asesinato. El acontecimiento es recordado de manera recurrente, por medio de imágenes, sueños o distintas sensaciones. Esto provoca una respuesta de sobresalto extrema, hipervigilancia, insomnio, irritabilidad, dificultades de concentración, etc. Para no sufrir la dolorosa reexperimentación, los pacientes evitan los lugares o situaciones asociados al hecho traumático, negándose a hablar de lo ocurrido. Se produce de este modo un bloqueo de emociones y sentimientos, tanto negativos como positivos, que tiene como consecuencia un deterioro de las relaciones personales.

A lo largo de las entradas relacionadas con la ansiedad, hemos tratado de identificar y describir las principales formas en que esta se presenta. No obstante, creemos importante precisar que más allá de los llamados Trastornos por Ansiedad que hemos descrito y los que se encuentran tipificados en los manuales diagnósticos internacionales, que sirven a los psiquiatras y psicólogos en sus investigaciones y para compartir información precisa entre ellos, la ansiedad es, además, un componente importante en otras causas de malestar. Adquiere un papel muy relevante en los problemas de alimentación, en la preocupación excesiva por la salud o por el aspecto físico, en algunas disfunciones sexuales, en diversas molestias físicas de origen psicosomático o en la depresión.

Como comentamos en la entrada “Conociendo a la ansiedad”, diversos organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH) recomiendan la Terapia Cognitiva como tratamiento de primera elección para las personas que sufren esta sintomatología. 

Si adviertes que la ansiedad desproporcionada está influyendo en tu presente, en Momento desarrollo psicológico te animamos a que te pongas en acción cuanto antes para comenzar a construir el futuro que deseas. Aprender a controlar tus miedos, transformar tus temores, modificar la valoración sobreestimada de la amenaza y de tu vulnerabilidad para hacerle frente, va a contribuir a un significativo aumento de tu bienestar.

No te detengas, ahora es el momento.

 

Fotografía de Johua Earle.

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