Conociendo al miedo.

Me gustaría comenzar esta entrada del blog realizándote dos preguntas y te invito a que apuntes en una hoja tus respuestas: ¿Qué actividades has dejado de hacer por tener miedo a alguna consecuencia? y ¿Cuántas oportunidades has perdido por escuchar a tus temores?

Imaginemos ahora que los siguientes son los ítems que ha anotado una persona:

-          No opté a ese empleo que deseaba por temor a que me dijeran que no estoy preparado.

-          Dejé de practicar un instrumento musical por el miedo a no alcanzar el nivel de mi hermano.

-          Tuve miedo a emprender un nuevo proyecto profesional por si fracasaba.

-          A pesar de que es necesario para mi formación, no practico inglés con la gente, por si me equivoco en la pronunciación.

-          Perdí a una persona a la que amaba por no expresar mis sentimientos.

-          Permanecí en silencio en aquella ocasión cuando tenía cosas importantes que decir por temor a herir a mi interlocutor.

-          Evito relacionarme con personas desconocidas por miedo a ser rechazado.

-          No quiero comprometerme con mi nueva pareja por considerar que no podría aguantar una ruptura como la anterior.

 

Quizás, mientras leías la anterior lista te has sentido identificado con alguna de ellas, quizás no, pero seguramente has apreciado que la persona ficticia ha dejado de realizar muchas acciones por el temor de sentirse angustiado, es decir por hacerle demasiado caso a sus miedos.

En este punto puede surgirnos una pregunta ¿Es posible vivir sin miedo? Y la respuesta es no. El miedo es una emoción básica, universal, necesaria y adaptativa que todas las personas experimentamos cuando nos enfrentamos a determinados estímulos tanto reales como imaginarios. Sirve para indicarnos que puede existir un peligro para nuestra integridad y nos ayuda a permanecer en estado de alerta y precaución ante aquellas situaciones que puedan requerirlo. Es una emoción innata que a medida que crecemos se va transformando y evolucionando, influenciado por aquello que aprendemos y las experiencias propias o ajenas que vivimos.

Entonces, ¿Por qué tiene tan mala fama el miedo? El inconveniente reside cuando el miedo y la ansiedad dejan de ser respuestas normales, adaptativas, necesarias y positivas, y empezamos a dejar de tener la percepción de control, cuando se produce una evitación continuada del estímulo aversivo y sobre todo cuando esos temores interfieren considerablemente en el funcionamiento normal y adaptativo del individuo.

El miedo, como emoción básica, moviliza para el cambio y es indispensable para avanzar. Por el contrario, la angustia puede limitar nuestras metas, nuestras acciones y bloquearnos. De ahí que sea fundamental prevenir su aparición y adquirir los recursos y habilidades necesarias para poder enfrentarnos a las situaciones que nos paralizan.

Si somos capaces de identificar la diferencia que existe entre el miedo necesario y el desadaptativo, habremos avanzado considerablemente en nuestro desarrollo personal.

En momento te invitamos a que aprendas a reconocer y enfrentarte a los miedos que te paralizan para disfrutar de una vida más plena.

Por último, me gustaría que volvieras a leer la lista con las respuestas que escribiste al inicio del post y con cada una de ellas te hicieses otra pregunta: ¿Cómo podría ser ahora mi vida si este miedo no hubiese existido?

Si deseas un cambio, ahora es el Momento.

Fotografía de Volkan Olmez.

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