Enviado por Carlos J. Tormo... el
Desde la psicología nos referimos al término empatía como la habilidad de entender las necesidades, actitudes, sentimientos y problemas de los demás, posicionándonos en su lugar y tratando de responder correctamente a sus reacciones emocionales.
La empatía es una cualidad y habilidad social que desarrollamos desde la infancia y que se puede aprender y potenciar a lo largo de toda la vida. Por lo tanto no se trata de un proceso automático que nos informa sobre los estados emocionales de otro individuo. Es una habilidad que se desarrolla paulatinamente a lo largo de la vida y que permite que las relaciones sociales sean más prósperas y satisfactorias.
Si deseas practicar gimnasia emocional, te damos cinco consejos para que refuerces tu capacidad de empatizar.
1. Escucha activamente a los demás: Cuando una persona te exprese un problema, prueba a no inferir sobre qué harías tú en ese escenario, o cómo te sentirías y cómo resolverías la situación. La empatía se trabaja, comprendiendo a esa persona desde su punto de vista, no desde el tuyo. Trata de escuchar con atención, conocer mejor a tu interlocutor y “calzarte sus zapatos”. Se trata de que intentes experimentar cómo se debe de estar sintiendo, por qué piensa así y qué le lleva a actuar de esa manera. Para ello es imprescindible tener una buena predisposición para aceptar las diferencias que tenemos con los demás. Trabaja tu paciencia y tolerancia contigo mismo y con los que te rodean.
2. Controla tu impulso, no te precipites: Cuando tu interlocutor te esté expresando sus sentimientos, miedos, dudas o preocupaciones no te apresures a consolarle o aconsejarle. Quizás eso no es lo que espera de ti, puede que sólo busque a alguien que le escuche o que le entienda. Es frecuente cometer el error de pensar que siempre es necesario dar respuestas a los problemas de los demás. Seguramente si esa persona desea que le ayudes te lo pedirá explícitamente. Si este es el caso, espera a tener información suficiente antes de pronunciarte y trata de dar tu opinión de forma constructiva procurando no herir al otro con tus comentarios.
3. No interrumpas a tu interlocutor. Es importante que la persona se sienta escuchada y comprendida. Para que la comunicación se desarrolle de forma fluida es esencial que no interrumpas su discurso con observaciones frecuentes. Permite que pueda construir su discurso y que se exprese con confianza.
4. Acostúmbrate a parafrasear. Esta técnica consiste en repetir con tus palabras brevemente lo que has interpretado que el emisor te ha expresado. Es una herramienta muy útil en el proceso de escucha, puesto que te permite verificar si realmente estás entendiendo el mensaje correctamente y no malinterpretas lo que te comenta la otra persona, y tu interlocutor comprobará que le estás comprendiendo. Algún ejemplo de parafrasear puede ser: “entonces, entiendo, que lo que sentías cuando él reaccionaba así era…”, “lo que me estás diciendo es que…”. Con esta técnica demostramos interés por la otra persona.
5. Evita juzgar y rechazar emociones. Si deseas empatizar, no desapruebes los sentimientos y emociones que el otro te manifiesta. Cuando tu interlocutor te expresa una emoción, no es adecuado decirle “no deberías de sentirte así”, o indicarle "no te preocupes, eso no es nada", o aconsejarle “pero no te das cuenta que pensar así es una tontería”. En este caso, tu respuesta implica un reproche sobre los pensamientos que la persona está experimentando. Se sentirá evaluado, incomprendido y juzgado.
Practicando la empatía, salimos todos ganando. Es momento de fomentar y potenciar nuestras habilidades.
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